Nota del autor: Este relato es necesario leerlo después de "El gordo" para su total placer. O antes del citado, o incluso antes y después. Como el buen lector prefiera.
Izquierda - derecha – izquierda – centro - derecha
– centro
Mareada por tanto movimiento, la esfera se queda
mansamente quieta bajo el cubo pequeño en forma de dedal.
“¿Dónde está lo bolita, señores?, hagan sus
apuestas".
Se destapa el cubo. Enfrente de ella, tres o cuatro
habituales que hacen el rol de “gancho”, un par de turistas jóvenes de los que
en verano van con calcetines blancos y chancletas de playa y dos parejas de
japoneses que se acercan con mirada curiosa, sosteniendo sus cámaras fotográficas de
última generación… “En el centro, correcto caballero, tenemos ganador”. El
experimentado manos rápidas le da el
premio a uno de sus ganchos, un hombre que fuma un puro.
Vuelve la oscuridad.
Centro – derecha – centro – derecha - “la mano es
más rápida que el ojo, damas y caballeros”
- izquierda – derecha – centro – derecha
“¿Cuál es su apuesta, señora, derecha? 20 euros a
la derecha, perfecto. El señor también apuesta, 30 euros a la izquierda”.
La bolita sigue pensando en lo duro que es el oficio,
siempre con dolor de cabeza y sin poder tomar aspirinas. De nuevo una bocanada
de aire por sus curvas cuando se ilumina el cielo y puede ver a los japoneses
observándole, además de una pareja madura de americanos con gafas de sol y un
par de catalanes curiosos y sonriendo… Otra vez hay ganador y el impulsor de
tanta agitación da el dinero a otro de los ganchos, la mujer de chándal pasado
de moda. El otro gancho resopla, sobreactuando como si en realidad hubiera
perdido 30 euros.
De nuevo la circunferencia abrigada y sin poder ver
la luz.
Derecha – centro – izquierda – derecha – izquierda
– centro
“Quién se atreve a ganar, ¿caballeros? Bien, 20
euros al centro, ¿señorita? 30 euros más al centro. Adelante, apuesten.
¿Alguien más? El caballero apuesta 40 euros a la izquierda y… vaya, 20 euros
más la señorita por el centro…”.
Centro - Un súbito impacto en el costado derecho –
izquierda – de nuevo el aire fresco de las Ramblas en las curvas de la pequeña
esfera
Míster
muñecas veloces está contento
de dar el premio al gancho del puro, que agarra rápidamente los billetes ante
la mirada extrañada de la japonesa y de uno de los americanos. Por detrás, la
bolita puede observar paquis con manojos de cervezas y unos senegaleses
corriendo con sus bolsas de basura repletas de objetos, perseguidos por dos
jóvenes. “Agua, agua”, grita dedoságiles
mirando de reojo a sus ganchos. Recogen el soporte rudimentario donde la bolita
y los 3 cubos se aposentaban dejando a los turistas sin la distracción. La
esfera cae por el ajetreo hacia el suelo de la rambla, botando de arriba abajo,
irregular, por los surcos de las baldosas y volando por encima de un par de
excrementos de paloma. El movimiento la lleva en el mismo sentido que los
compinches, que no lo esperan en su rápida huida. El viaje acaba justo enfrente
de un hombre estatua vestido de cowboy y frenado por un trozo de papel que
parece haber volado de alguno de los corredores. No es sólo un papel cualquiera
y la bolita se siente confortable en su textura inusual, como si estuviera
sobre una alfombra persa. Queda a merced de cualquier nueva mano, dedo o muñeca
que la mueva, sobre un número de cinco dígitos: el 23845.
Hola Mark:
ResponderEliminarTe he propuesto para un premio Dardos, premio simbólico entre blogueros, porque me gusta lo que escribes.
Visita mi blog y sigue las instrucciones.
http://fernandogessa.blogspot.com.es/2013/05/premio-dardos-mesa-para-uno.html
Un saludo
Muchas gracias por el honor, Fernando.
ResponderEliminarVisitaré tu enlace y seguiré las instrucciones.
Saludos!